Todos
tenemos nuestros métodos para evitar que el alcohol cause efecto. Jim Koch,
dueño de una cervecera, asegura conocer la verdadera clave
Todos
tenemos nuestros métodos para evitar que, esas noches toledanas donde las cañas
llevan a la cena, la cena a las copas y las copas a lo más profundo de la
noche, el alcohol haga estragos en nuestro cuerpo.
Tomar un vaso de agua entre
copa y copa, meterse en el estómago algún alimento bien grasiento, dejar
descansar a nuestro hígado con una bebida no alcohólica cada cierto tiempo…
Hasta que alguien invente el alcohol que no emborracha (aunque muchos estén ya en
ello, como el profesor David Nutt), seguiremos recurriendo a métodos más o
menos caseros y más o menos fiables para mantener a margen los efectos
perjudiciales del alcohol.
El
último en compartir su sabiduría ha sido el fundador de la compañía cervecera
Boston Beer Company Jim Koch en las páginas de Esquire, donde ha revelado –con
una intención quizá publicitaria– su secreto para aguantar grandes cantidad de
alcohol (suponemos que, a poder ser, de su producto estrella, la cerveza Samuel
Adams) y mantener la compostura. La clave está, como decía el viejo claim de
Telepizza, en la masa. O, mejor dicho, en la levadura.
Una cucharada antes de cada
cerveza
“¿Quieres
conocer mi secreto? ¿Quieres saber cómo hago para beber cerveza toda la noche
sin emborracharme?” Esta es la pregunta que Koch le hace al articulista Aaron
Goldfarb, antes de explicar su secreto. Goldfarb admite que el aguante del
empresario en las catas de cerveza es encomiable. Allí donde otros más jóvenes
caen rendidos tras un puñado de tragos, o empiezan a dejar notar los efectos de
la bebida, Koch siempre se muestra lúcido y amigable.
El
empresario admite que se trata de un producto cuyo sabor puede resultar
desagradable, por lo que recomienda mezclarlo con yogur
“El secreto está en la levadura
activa, como la que puedes comprar en cualquier tienda de alimentación”.
¿Fácil? ¿Sorprendente? ¿Eficaz? Koch explica que, durante muchos años, ha
ingerido una ligera cantidad de levadura activa seca antes de tragar la más
mínima gota de alcohol. “Una cucharada por cerveza, justo antes de que
comiences a beber”.
El
empresario admite que se trata de un producto cuyo sabor puede resultar
desagradable, por lo que recomienda mezclarlo con yogur, tal y como él mismo
suele hacer. No obstante, Koch recuerda que no es un remedio milagroso que
elimine por completo los efectos de la bebida, sino que, simplemente, los
mitiga. Ya es bastante.
Un descubrimiento, ¿apoyado por
la ciencia?
Aunque
pueda parecer un tanto estrafalario, Koch se ampara en la ciencia para defender
la utilidad del procedimiento. El fundador de la Boston Beer Company señala que
lo aprendió de otro amigo cervecero, el doctor en bioquímica Joseph “Dr. Joe”
Owades que, de forma nada casual, trabajó en el laboratorio de fermentación
Fleischmann, la principal productora de levadura seca de Estados Unidos.
El
truco utilizado por el fundador de la Boston Beer Company parte, precisamente,
del hallazgo de Owades
Owades
fue toda una autoridad en el mundo de la producción cervecera, e incluso puede
presumir de su propia entrada en Wikipedia donde se lo define como “una de las
figuras preeminentes en el mundo de la cerveza industrialmente producida”. Su
gran hallazgo se produjo cuando encontró la encima que permitía romper las
cadenas de ramificación lateral de almidón, lo que permitió elaborar la primera
cerveza light con menos calorías y menores carbohidratos residuales.
Koch
califica a su amigo, que falleció en 2005, como el “mejor cervecero de todos
los tiempos”. El truco utilizado por el fundador de la Boston Beer Company
parte, precisamente, del descubrimiento de Owades. La levadura tiene una enzima
que se conoce como ADH (alcohol deshidrogenasa), que facilita la conversión
entre alcoholes y aldehídos o cetonas; en humanos y en animales, ayuda a la
eliminación de alcoholes que podrían ser tóxicos.
Como
explica Koch, el proceso que cataliza dicha encima en el que el alcohol se
descompone en moléculas en carbón, hidrógeno y oxígeno, “que es lo mismo que
ocurre cuando tu hígado metaboliza el alcohol”. Al parecer, Owades (que ya no
puede opinar al respecto) sugirió a su amigo que consumir levadura antes de
comenzar a beber evita que el alcohol pase a la sangre y al cerebro. En los
últimos años de su existencia, Owades patentó un invento bajo el nombre de
Prequel, una pastilla que, en teoría, limitaba los efectos del alcohol.
No
todo el mundo ha recibido con los brazos abiertos y las jarras en alto la
propuesta de Koch
Por
supuesto, no todo el mundo ha recibido con los brazos abiertos y las jarras en
alto la propuesta de Koch, por mucho que el propio periodista de Esquire haya
reconocido que a él le ha ido bien (¿un posible efecto placebo?). Un hilo
publicado en Skeptics, foro destinado a desmontar teorías científicas bajo
sospecha, sugiere unas cuantas reservas ante el triunfalismo de Koch.
Por
una parte, explica uno de los participantes, dado que el pH en el estómago es
de entre 1 y 2, las enzimas probablemente trabajarían mucho más lento (o no
funcionarían en absoluto); otro comentarista señala que la levadura puede
funcionar pero sólo parcialmente, durante un breve período de tiempo, inferior
a los 45 minutos. Y un último sugiere una interesante posibilidad: el hecho de
ingerir yogur y agua para bajar la levadura probablemente ralentice el proceso
de deshidratación, quizá la auténtica razón por la que funciona la fórmula
secreta de Koch.